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Investigadores de la UNAM revelan detonantes de violencia

El daño cerebral, la personalidad hostil y una historia de abuso físico y/o sexual en la infancia son tres factores que están presentes en las personas violentas, indica un estudio de Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Investigadores de la UNAM revelan detonantes de violenciaEl daño cerebral, la personalidad hostil y una historia de abuso físico y/o sexual en la infancia son tres factores que están presentes en las personas violentas, indica un estudio de Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología de la UNAM.

En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ostrosky explicó algunos resultados del estudio aplicado a unos 40 criminales de alta peligrosidad.

La doctora y su grupo de colaboradores caracterizaron a individuos que están en cárceles de alta seguridad, para saber si existe un perfil neuropsicológico, electrofisiológico y de personalidad diferente.

“Hemos evaluado criminales, hombres y mujeres violentos, multihomicidas confesos, entre ellos a Juana Barraza Samperio, ‘La Mataviejitas'”.

Ostrosky detalló que todos los criminales estudiados tienen rasgos paranoides, es decir, continuamente sospechan que hay una intención maligna contra ellos, sin embargo, no todos los que presentan esta característica son asesinos.

Todos tienen antecedentes de haber padecido alguna alteración en el cerebro, ya sea porque son hijos de madres alcohólicas o gente que se golpeó la cabeza.

Asimismo, agregó, tienen una historia de abuso físico y/o sexual en la infancia, generalmente por parte de los cuidadores.

Si están presentes los tres elementos, indicó, la posibilidad de que se gesten individuos con personalidad violenta es de alrededor de 80 por ciento.

“Pero con uno o dos no basta, deben estar presentes todos. Saber lo anterior es importante, porque si como sociedad se puede influir en uno de esos factores se puede limitar que no se produzcan éstos”, detalló.

“En esas personas, las zonas frontales del cerebro, donde se inhiben los impulsos básicos, se encuentran alteradas. Parte de madurar implica aprender a controlar las emociones, pero estos individuos no pueden, biológicamente están imposibilitados para hacerlo”.

Fuente: Grupo Reforma

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