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No me siento igual que como me sentía antes

Es cierto: está comprobado que el optimismo ayuda para tener éxito en la vida. Pero, OJO, un optimismo realista. Si no, son sueños guajiros.
No me siento igual que como me sentía antes

“No es el sueño que siempre tuve. Y está bien, porque me presenté e hice algo que nunca pensé podría hacer”.

Palabras de Mandy Harvey en su audición de 2017 en America’s Got Talent. Y es que la joven que se quedó sorda cuando tenía 18 años se disponía a cantar ante un auditorio lleno.

“Dejé la música cuando perdí mi sentido del oído y luego descubrí cómo podía volver a cantar usando mi memoria muscular, entonadores visuales y confiando en mi entonación”, explicó.

Y así fue como entonó “Try” (Intentarlo), una canción de su autoría. Y así conquistó a la audiencia, obtuvo el reconocimiento y se quedó en cuarto lugar en el show de ese año. Y así ha tenido una exitosa carrera musical.

Intentándolo.

O como dice una estrofa de su canción:

No me siento igual que como me sentía antes. El cielo es más gris que azul. Pero sé que un día saldré adelante y tomaré mi lugar otra vez. Si yo lo intento. Si yo lo intento…”.

https://www.youtube.com/watch?v=ZKSWXzAnVe0

Fantástico tema, ahora que termina un año retador y que está por iniciar un nuevo capítulo que tampoco pinta color de rosa.

Todos en la vida sufriremos tropiezos. Algunos más, otros menos. Ah, y también a veces fallaremos estrepitosamente.

¿Cómo levantarse de un gran fracaso? ¿Cómo volver a intentarlo?

Para no caer en arengas simplonas y dizque motivantes, seré ingenieril. Ah, y no me referiré a una pérdida tan tremenda como una muerte o de repente quedarse sorda.

Pensemos mejor en un fracaso épico, en una falla tremenda. El primer paso para enfrentarlo es aceptar cómo te afecta.

Por ejemplo, el psicólogo Guy Winch asegura en un artículo en la revista Psychology Today que un gran fracaso:

  1. Hace ver mucho más difícil el alcanzar una meta.
  2. Debilita la percepción sobre nuestras habilidades.
  3. Daña a la motivación.
  4. Aumenta la aversión al riesgo.
  5. Afecta la capacidad de pensar creativamente.
  6. Te hace sentir indefenso.

Facilita generalizaciones peligrosas e incorrectas.

Ante estos terribles síntomas, el autor del libro “Primeros auxilios emocionales” brinda también 7 consejos para levantarse:

  1. Combatir las distorsiones. No comprar la idea: soy un fracasado.
  2. Revivir la autoestima. Enlistar cualidades y activos.
  3. Recordar lo que significa tener éxito. Recargar motivación.
  4. Tomar riesgos calculados.
  5. Retomar la creatividad. Dos pasos: Lluvia de ideas sin filtro y seleccionar las que puedan ser viables.
  6. Enfocarse en lo que se puede controlar.
  7. Reenmarcar el fracaso como sólo un incidente. Pero, OJO, haciendo una introspección para aprender del mismo.

Veamos ahora los 9 pasos para recuperarse de un fracaso épico sugeridos por el autor Geoffrey James en la revista Inc.:

  1. Deja de quejarte, asume la responsabilidad que te toque
  2. Perdónate
  3. Celebra que intentaste
  4. Haz una introspección (pregúntate: ¿qué funcionó y qué no?
  5. ¿Qué podría haber hecho distinto?, y ¿dónde la regué feo?
  6. Retoma el compromiso
  7. Crea un nuevo plan
  8. Revisa tu nuevo plan vs. la realidad y
  9. ejecuta tu plan

Ahora sí, inténtalo de nuevo.

Ante tanta sabiduría práctica, sólo agregaría un consejo: hay que ser honestos en exceso. Un análisis realista es el mejor camino para tener éxito en lo que sea.

Es cierto: está comprobado que el optimismo ayuda para tener éxito en la vida. Pero, OJO, un optimismo realista. Si no, son sueños guajiros. Apuntar a las estrellas con pies bien firmes en la tierra.

Sobre todo cuando se ha fallado. Sobre todo cuando la vida te golpea.

Un análisis honesto para que el nuevo intento ahora sí dé frutos.

Fuente: Jorge A. Meléndez

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