A los alimentos de soya se les ha dado el crédito de todo tipo de beneficios para la salud, pero quizás ninguno tan atractivo como la afirmación de que pueden reducir el nivel de colesterol.
La noción se reforzó en 1999, cuando la Dirección de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de EU permitió que las compañías afirmaran que 25 gramos de proteína de soya al día, aunados a una dieta baja en grasas saturadas y colesterol, “podría reducir el riesgo de cardiopatía”. La agencia evaluó estudios que concluían que la proteína de soya podía reducir el colesterol.
Sin embargo, en el 2006, un panel asesor de la Asociación Estadounidense de Cardiología examinó una década de estudios y determinó que los productos de soya no tenían efectos significativos en las lipoproteínas de alta densidad (colesterol “bueno”) ni en los triglicéridos y tenían poca, o ninguna, habilidad para reducir el colesterol “malo”, o lipoproteínas de baja densidad.
Por otro lado, otra línea de estudio arroja que la soya parece ser de ayuda si se combina con alimentos bajos en grasa y altos en fibra y con los compuestos llamados fitoesteroles, en otras palabras, con una dieta saludable. La investigación, por lo tanto, no es concluyente.
Fuente: Anahad O’Connor