Cuando se trata de comer, los malos hábitos pueden ser catastróficos. Aquí te mostramos cómo ayudarte a comer mejor, bajar las libritas de más y tener más energía.
Si estás intentando perder peso, una de las peores cosas que puedes hacer es aguantarte el hambre, porque cuando finalmente comas, lo más probable es que engullas de más.
Por otra parte si estás muy hambriento es mucho más difícil elegir bien.
Modifícalo: Toma el desayuno y luego, cada cuatro o cinco horas, vuelve a comer algo. Si ya sabes que tu día te impedirá detenerte el tiempo suficiente para comer, entonces planea qué es lo que comerás. Ten en cuenta las opciones fáciles como comidas sanas para microondas, queso blanco bajo en calorías y fruta, o una barra nutritiva alta en fibras y un yogur griego descremado. Los carbohidratos y las proteínas magras te darán mucha energía por mucho tiempo.
Comer siempre afuera
Los restaurantes son un campo minado de calorías. Las porciones pueden ser enormes, y los chefs a menudo utilizan bastante sal, grasa y azúcar.
Modifícalo: Si no puedes cocinar en casa, sé cauteloso. Evita el alcohol, que contiene calorías vacías y te deshinibe, haciendo que sea más difícil ordenar sabiamente. Pide agua o toma una copa de vino o cerveza light si realmente te apetece tomar alcohol. Pídele al camarero que no traiga la canasta de pan, y en vez de eso ordena una ensalada. Esto te ayudará a dominar el apetito. Pídele que te traiga aceite de oliva y vinagre para condimentar, pero sé medido con el aceite. Luego, escoge algún plato de proteínas magras, tales como pescado o pollo, y opta por los métodos de preparación en los que se utiliza poca grasa, tales como cocido, asado a la parrilla o asado a fuego directo.
Usar la comida para consolarse
Mucha gente que lucha con su peso usa la comida como ayuda para lidiar con emociones negativas o con el stress. Pero cuando la comida se acaba, el problema sigue allí, y ha sido agravado por la culpa de haber comido demasiado.
Modifícalo: Intenta etiquetar los sentimientos (“estoy triste, no hambrientoâ€) y recuerda que comer no resolverá los problemas. Visualiza cómo te sentirás después de haber comido, y pregúntate si vale la pena. Luego escoge una actividad alternativa, tal como llamar a un amigo, ir a caminar, o leer. Con el tiempo, serán estas actividades, y no la comida, en lo primero que pienses cuando necesites un estimulante.
Comer cuando no tienes hambre
Comer tentempiés a pesar de estar lleno, hace que subas de peso.
Modifícalo: La próxima vez que estés por llevarte algo a la boca, evalúa tu nivel de hambre. Si realmente no estás hambriento, no comas. Si tienes un poco de hambre, aguanta hasta que se te abra más el apetito. Cuando te sientes a comer, aférrate al dicho japonés hara hachi bu, que significa “come hasta que estés 80 por ciento llenoâ€. Lo más probable es que en 15 o 20 minutos te sientas perfectamente satisfecho.
Fuente: Parade Magazine