El consumo excesivo de medicamentos provoca un fenómeno conocido como polifarmacia, que en el caso de los adultos mayores genera 10 por ciento de las hospitalizaciones, debido a las reacciones secundarias.
Esta población suele ingerir más de tres medicamentos de manera simultánea, porque desarrollan una serie de enfermedades que requieren tratamiento farmacológico.
Lorenzo García, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital General de México, explica que las enfermedades cronicodegenerativas, la automedicación y la falta de una revisión de los medicamentos que el paciente toma provocan la polifarmacia.
“Regularmente el paciente acude con un médico para que le quite un dolor específico y muchas veces nosotros no pensamos que esa persona ya visitó a otro especialista, por lo que cada médico da un tratamiento según el diagnóstico que realizó”.
Con frecuencia, el adulto mayor toma los fármacos que le recomiendan, porque cree que si le hicieron bien a otros podrían también ser efectivos para él, sin pensar en las reac- ciones adversas. El cóctel de medicinas incluye multivitamínicos, analgésicos y laxantes.
Otra razón
El dolor también favorece la polifarmacia, porque cuando esta sensación está presente, indica García, lo único que quiere el paciente es que aminore o desaparezca, y si un médico no le quita el dolor acude con otro y en su recorrido acumula medicamentos.
Los adultos mayores, señala, consumen de 8 a 15 medicinas más que el resto de la población.
Laura Balzaldúa, presidenta de la Asociación Mexicana de Geriatría y Gerontología, agrega que los 8 millones de ancianos que hay en el País (8 por ciento de la población) consume en promedio dos terceras partes de la producción nacional de fármacos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 50 por ciento de los pacientes toman los medicamentos de forma incorrecta y al hacerlo se generan reacciones secundarias, situación que ocurre en 25 por ciento de los mayores de 60 años.
Con la edad, los cambios fisiológicos que ocurren en el organismo alteran la absorción y el metabolismo de los fármacos, porque disminuye la cantidad de agua corporal, el pH del estómago es menos ácido y los jugos gástricos son menos abundantes.
“Cuando se indica un fármaco debemos ponernos una meta terapéutica; saber por cuánto tiempo lo vamos a usar y qué es lo que el fármaco hace al organismo y cómo este reacciona para ajustar la dosis”, dice Bazaldúa.
El médico también debe entender que no todas las enfermedades necesitan terapia farmacológica, porque en muchas ocasiones, comenta, el síntoma que presenta el paciente, como náuseas o dolor de cabeza, es el efecto del propio medicamento.
Se puede echar mano de la terapia física y la rehabilitación, indica Bazaldúa, para controlar las enfermedades sin tener que recurrir a la terapia farmacológica.
“Procurar una alimentación adecuada, realizar ejercicio, mínimo tres veces por semana durante 20 minutos, y disminuir el consumo de alcohol y tabaco es suficiente para tener cifras adecuadas de glucosa en pacientes diabéticos o de presión arterial en hipertensos”, recomienda.
Fuente: Lorenzo García & Laura Balzaldúa