Si planea embarazarse seguro ya sabe en qué hospital nacerá su bebé, ya le tiene un lugar asignado en la casa y hasta los padrinos de bautizo, pero ¿ha pensado de qué forma fortalecerá los lazos familiares con su pequeño?
La respuesta la tiene la matrogimnasia, que es el ejercicio físico que realizan madre e hijo con el propósito de reforzar el vínculo.
Con esta práctica se establece una buena relación entre la mamá y el bebé a través de la realización de actividades motrices, además de que se obtienen beneficios físicos y psicológicos, asegura Raúl Sánchez López, licenciado en educación física.
De acuerdo con el experto, la matrogimnasia comprende una serie de ejercicios, actitudes motrices y posturas que deben ejecutar no sólo la futura madre sino también el padre.
“Los ejercicios de palpación son fundamentales, pues así el feto siente los movimientos de las personas cercanas a él”, explica Sánchez López.
El experto, quien ofrece cursos de matrogimnasia, indica que generalmente el bebé conoce al papá por el sonido de su voz y no por las caricias de éste hacia al vientre de la madre.
Cuándo empezar
La mamá tiene que realizar matrogimnasia desde el primer mes de embarazo.
Cuando la madre tiene una buena postura, el bebé se coloca en una posición que le proporciona seguridad a ella y a sí mismo; sucede lo contrario cuando la postura de la madre es incorrecta.
Además, una mala postura, explica el especialista, provoca que la embarazada sufra dolores de brazos, espalda y cadera.
Con la matrogimnasia, las mamás aprenden cuáles son las posturas correctas para evitar estos dolores, que son muy molestos.
“Tienen mejor y mayor movimiento, y sobre todo menos desgaste”, asegura Sánchez López.
Esta práctica implica la realización de movimientos de flexibilidad y fuerza, los cuales facilitan un parto natural.
“Existe mayor fluidez en los movimientos de expulsión. Hay menos tensión”.
Algunos de los beneficios que las mamás obtienen al ejercitarse periódicamente son que facilita la producción de leche materna y recuperan la tonificación de los músculos pélvicos.
Después del parto
Las mujeres que tuvieron su hijo por parto natural pueden iniciar con los ejercicios dos meses después del parto, y las que se sometieron a cesárea deben esperar tres meses como mínimo.
Los movimientos que debe ejecutar la mamá tienen como objetivo que el bebé empiece a conocer cada una de las partes del cuerpo de ella y también las de él.
“Con esto se hará sentir al niño que se tiene una sensibilidad y un conocimiento de su cuerpo y de su condición de movimiento”, señala Sánchez López.
Durante su crecimiento el bebé debe aprender a realizar actividades motoras más específicas y de mayor fuerza; ahí tiene que intervenir la figura paterna, pues el papá es el productor de ese movimiento.
Sánchez López indica que la estimulación permite activarle al bebé todos los sentidos, así que durante su crecimiento realizará los movimientos con mayor facilidad.
“Su lateralidad puede ser muy reforzada. Hay niños que son exclusivamente diestros. Con la estimulación tendrán la posibilidad de tener, en ambas extremidades, la misma calidad de movimiento y coordinación”.
Fuente: Raúl Sánchez López