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Tengo un niño hiperactivo en clase

"Yo era un niño nervioso, distraído y muy travieso... Cuando tenía 9 años un amigo me desafió: 'Luis, ¿a que no te atreves a meterle fuego a esos matorrales?". Me dio él la cerilla y sin dudarlo prendí fuego al matojo. A los pocos minutos ardía parte de la ladera que daba al mar. Me detuvieron dos guardias civiles...", con estas palabras el psiquiatra Luis Rojas Marcos relata su infancia con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Tengo un niño hiperactivo en clase“Yo era un niño nervioso, distraído y muy travieso… Cuando tenía 9 años un amigo me desafió: ‘Luis, ¿a que no te atreves a meterle fuego a esos matorrales?”. Me dio él la cerilla y sin dudarlo prendí fuego al matojo. A los pocos minutos ardía parte de la ladera que daba al mar. Me detuvieron dos guardias civiles…”, con estas palabras el psiquiatra Luis Rojas Marcos relata su infancia con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Su testimonio, junto con el de otros afectados, sus familias y especialistas en esta patología, forma parte de un nuevo libro: ‘Hiperactivos. Estrategias y técnicas para ayudarlos en casa y en la escuela’, promovida por la Asociación de Niños con Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención (ANSHDA) y editado por LoQueNoExiste. Su lectura, probablemente sirva a muchos profesores a entender y a ayudar a sus pupilos hiperactivos.

Este trastorno, que afecta a entre un 5% y un 8% de la población infantil española, se manifiesta por el aumento de la actividad y la impulsividad y la falta de atención.

“Mis padres decidieron matricularme en un instituto sevillano. Allí me encontré con alguien muy especial Doña Leonina, la directora… Con la confianza y la motivación estimuladas en el ambiente escolar comencé a aplicar freno a la impulsividad y aprobar las asignaturas del curso”, recuerda Rojas Marcos.

El psiquiatra comenta que, de sus cuatro hijos, “uno también padece TDHA. Tiene suerte de haber sido diagnosticado en el colegio cuando tenía ocho años. En Nueva York (EEUU) una vez que se dictamina oficialmente la enfermedad, la escuela tiene la obligación de hacer unos ajustes en el régimen académico”.

Algunos consejos para el profesor


En España las cosas son muy distintas. “El problema no sólo es el desconocimiento de la enfermedad. Los maestros carecen de las herramientas necesarias para saber qué hacer. Por ejemplo, si un hiperactivo no para quieto en clase es mejor asignarle una tarea diaria, como limpiar la pizarra.

De esta forma, cuando el profesor necesite explicar una lección sin interrupciones puede designarle la labor antes y así el menor permanecerá atento y dejará también a los demás escuchar sin cortes”, aconseja a elmundo.es Alberto Fernández Jaén, jefe ser servicio de neuropediatría del Hospital la Zarzuela de Madrid.

No se trata de que los niños con TDHA “saquen las mejores notas en el colegio. Lo que estamos intentando es asegurar la igualdad de oportunidades, es decir ‘allanar el terreno de juego’ de los afectados”, comenta Ruseell Barkley, profesor de investigación en el departamento de Psiquiatría de la Universidad Médica SUNY Upstate en Syracuse, Nueva York (Estados Unidos), en uno de los capítulos de la guía.

Los tres grandes obstáculos a los que se enfrentan los hiperactivos durante el aprendizaje son: falta de memorización [no retienen imágenes, palabras, entre otros], de noción del tiempo y de motivación. Desarrollar estrategias que ayudan a salvar estas barreras es posible. Basta con ayudarle con instrumentos físicos (notas, listas, objetos) para que puede recordar lo que se le está explicando.

Asimismo, es conveniente el uso de un reloj alarma, que le avise de cuándo debe terminar un ejercicio o un examen. También es imprescindible utilizar mecanismos de recompensa (premios) que en los que se apoye para superar la falta de motivación.

Otras medidas ‘clave’ que se apuntan en el nuevo libro son dosificar el trabajo tanto en clase como el que se envía a casa; colocar al niño hiperactivo en la primera fila, muy cerca del profesor; crear tutorías de grupo donde unos compañeros enseñen a otros ejerciendo alternativamente el papel de profesor y de alumno; proporcionar material (capetas o libretas de colores) para que organicen sus tareas y, sobre todo, buscar que participen en clase.

Teresa Mora, presidenta de ANSHDA y madre con un hijo hiperactivo, destaca que en la elaboración de este ejemplar “están todas las ponencias de los expertos asistentes al II Congreso Nacional de TDHA. Incluye, por tanto, la sabiduría de aquéllos que han estudiado hiperactividad infantil desde todos los ángulos, incluido el científico”.

Fundadora hace 10 años de la organización, reconoce que aunque “cada vez se sabe más sobre el síndrome y se diagnostica antes, todavía queda mucho que hacer. Sobre todo en el terreno educativo”.

Fuente: elmundo.es

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