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Terminó la emergencia, pero no la pandemia

La Organización Mundial de la Salud anunció que ponía fin a la emergencia que declaró por la COVID-19 hace más de tres años, pero el virus no se ha ido.
Terminó la emergencia, pero no la pandemia

La Organización Mundial de la Salud anunció que ponía fin a la emergencia que declaró por la COVID-19 hace más de tres años, un hito en el proceso errático del fin de una pandemia que ha dejado un saldo de millones de personas fallecidas en todo el mundo y ha trastornado la vida cotidiana de formas antes inimaginables.

“Con gran esperanza, declaro el fin de la COVID-19 como emergencia internacional de salud”, declaró el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Sin embargo, los funcionarios de la OMS advirtieron que la decisión de levantar la emergencia no significa el fin de la pandemia y alertaron a los países que no tomen esta decisión como una razón para desmantelar los sistemas de respuesta contra la covid. Maria Van Kerkhove, la líder técnica en covid de la OMS, dijo que la organización quería ser lo más clara posible, pues saben que la gente se preguntará cómo pensar sobre la pandemia en el futuro.

“La fase de emergencia ha terminado, pero la covid no”, dijo.

Así que, en términos prácticos, la decisión de terminar con la emergencia cambia poco. Muchos países ya han puesto fin a sus estados de emergencia por covid y han abandonado casi todas las restricciones de salud pública aplicadas para controlar el virus.

Pero la supresión de la designación de la OMS —oficialmente denominada “emergencia de salud pública de importancia internacional”— es un momento significativo en la evolución de la relación humana con el nuevo coronavirus.

Se afirmó que la decisión de levantar la emergencia era apropiada, debido a los altos niveles mundiales de inmunidad a la covid, inducidos por la vacunación o la infección, o por ambas.

“Es importante reconocer que lo que ha hecho que el virus cambie su carácter no es solo la biología evolutiva”, dijo, “sino también el hecho de que lo hemos inducido a ser realmente menos virulento, mediante la vacunación, los cubrebocas, una serie de medidas de salud pública”.

“La COVID-19 ha sido mucho más que una crisis de salud: ha causado una grave inquietud social“, dijo Tedros, quien describió economías paralizadas, fronteras cerradas, escuelas clausuradas y millones de personas que sufren en aislamiento.

“La COVID-19 expuso y exacerbó las fallas políticas dentro y entre las naciones”, dijo. “Ha erosionado la confianza entre personas, gobiernos e instituciones impulsada por un torrente de mitos y desinformación. Ha dejado al descubierto las desigualdades lacerantes de nuestro mundo, pues las comunidades más pobres y vulnerables fueron las más afectadas y las últimas en recibir acceso a vacunas y otras herramientas”.

La declaración de emergencia de la OMS fue una orientación crucial cuando se hizo el 30 de enero de 2020, en un momento en el que solo se sabía que 213 personas habían muerto por el virus. Señaló al mundo que este nuevo virus representaba una amenaza fuera de China, donde surgió, y dio a los países un respaldo crítico para imponer medidas de salud pública potencialmente impopulares o conflictivas.

El virus que saltó a los humanos a finales de 2019 demostró ser un adversario impredecible, mutando rápida y significativamente de maneras que le permitieron resurgir y devastar países justo cuando pensaban que lo peor había pasado.

Una brutal oleada de la variante delta asoló la India apenas unas semanas después de que el primer ministro Narendra Modi presumiera de lo bien que lo había hecho el país en su respuesta a la covid.

La variante ómicron, aunque menos virulenta, se propagó con una facilidad engañosa que la convirtió en la cuarta causa de muerte en Estados Unidos en 2022, y en una de las principales causas de muerte en muchos otros países.

Las primeras vacunaciones a gran escala comenzaron el 8 de diciembre de 2020, menos de un año después de que se notificara a la OMS el primer caso de la enfermedad, un extraordinario triunfo de la ciencia.

Pero al proceso colaborativo de desarrollo de la vacuna le siguió un periodo sombrío de acaparamiento y nacionalismo; un año entero después, cuando la población de los países industrializados estaba recibiendo la segunda y tercera dosis de la vacuna, solo el cinco por ciento de la población del África subsahariana había sido vacunada.

Fuente: Stephanie Nolen

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