El Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) realizó una encuesta con los niños que atiende en terapia de juego y encontró que los mayores de nueve años de edad manifiestan “que México tiene muchos problemas, empiezan a desconfiar de sus maestros y devalúan los símbolos patrios”.
A través de un comunicado, compartió que además “desconfían de los extraños y piensan que la mayoría de las personas no son buenas: para ellos la época navideña es buena, no obstante, la gran mayoría, ya no creen en Papá Noel ni en los Reyes”, se explica.
CEEPI aclara que sus resultados no marcan tendencias ni opiniones, sino sólo la percepción que tienen algunos niños en sesiones de juego.
Entre los menores de 8 años señalaron que “creen principalmente en su padres, en su escuela, en sus maestros y comienzan a admirar los símbolos patrios“.
También les ilusiona la época navideña; creen en Santa Claus, los Reyes Magos, y en términos generales, piensan que la mayor parte de la gente es buena.
La mente infantil no ha cambiado tanto en los últimos años: el juego, los ideales, los afectos, las ilusiones por el futuro, el entusiasmo por aprender, la capacidad de asombro, el creer en fechas emblemáticas como la Navidad o el Año Nuevo y tener confianza en los demás – principalmente en sus padres – son el resultado de tener una niñez sana, emocionalmente hablando, explica CEEPI.
“Pero cuando los niños viven preocupados, frustrados o ansiosos, las creencias se transformarán en pesimismo o miedo irracional a perder a los seres queridos, lo cual genera una baja autoestima, hostilidad y agresión”, agrega.
“El pesimismo que asumimos de la vida se verá reflejado de inmediato en nuestros hijos. Si no creemos en nada, los niños pequeños también creerán que viven en un mundo en donde a lo mejor nada vale la pena. Eso es nocivo porque más tarde podrían desarrollar trastornos emocionales: una niñez desconfiada dará como resultado a adultos hostiles y altamente egocéntricos”, explicó Claudia Sotelo Arias, directora del CEEPI.
“No se trata de mentirle a los niños, la idea es respetar esta etapa que está basada en creer, si no lo hacemos tendremos adultos frustrados y en los que germinará la depresión y las conductas que conducen a la agresión.
“Es fundamental que los niños mantengan la ilusión en esta época de Navidad y de Fin de Año, porque simboliza, entre otras cosas, unión familiar y valores como el amor, la amistad, la confianza y la honestidad”, agregó Vanesa Echandi Delgado, psicóloga infantil del mismo centro.
Fuente: CEEPI