El Reiki tiene un efecto equilibrador, armonizador y desbloqueador tanto en la persona que lo recibe como en quien lo transmite. Cuando experimentamos Reiki ya sea con nuestras propias manos o recibiéndolo, sentimos que nos calma y relaja. Grandes curaciones en todos los niveles suceden a partir de este estado de quietud y armonía.
Es excelente para reducir “stress” y fortalecer el sistema inmunológico. Muchos profesionales de la curación como terapeutas físicos, psiquiatras, psicólogos, kinesiólogos etc., han empezado a combinar Reiki con los métodos de curación que ellos usan habitualmente.
Reiki tiene su propia inteligencia y sabe qué es lo que cada persona necesita. La energía va directo al lugar donde quien la recibe necesita curación.
Al comenzar el tratamiento la energía puede empezar a trabajar en un nivel totalmente diferente al que nosotros habíamos anticipado.
Reiki siempre nos muestra la oportunidad de efectuar una curación a un nivel tan profundo como estemos preparados. A veces sentimos que no estamos listos para confrontar aquello que aflora a la superficie; cuando es así Reiki actúa de una manera muy suave, apoyándonos sin invadir en lo absoluto nuestro momento interno.