Cremas milagrosas, masajes exóticos, dietas extremas y hasta procedimientos quirúrgicos dudosos. La búsqueda por eliminar la celulitis puede llevar por caminos riesgosos si no se cuenta con información veraz.
Por ello, lo principal que se debe considerar antes de recurrir a cualquier tratamiento es que la paniculopatía edematofibroesclerótica o lipodistrofia ginecoide -términos dermatológicos de la celulitis- es imposible de eliminar al 100 por ciento.
No se va a eliminar completamente. Se va a disminuir, disminuirá el aspecto y también disminuirán las condiciones patológicas o la alteración que está contribuyendo al aspecto de la celulitis, pero no se va a eliminar por completo.
Caracterizado como la famosa piel de naranja, este padecimiento cosmético -que por más severo que sea el caso no llega a comprometer la salud- es provocado por alteraciones en el tejido graso, el tejido conectivo y la microcirculación, principalmente en las áreas de los muslos, la cadera y los glúteos, aunque en ocasiones también en brazos.
Tales alteraciones causan esa superficie irregular, ondulada, con depresiones y protuberancias que dan ese aspecto de piel de naranja.
Algunas de sus causas son el sobrepeso y la obesidad, pues aumenta el tamaño de las células grasas -o adipocitos-; el tabaquismo, que provoca alteraciones en la microcirculación; el consumo excesivo de alcohol, que favorece la lipogénesis -la producción de adipocitos-, y la predisposición genética.
Los altos niveles de estrógenos, el uso de anticonceptivos y ciertos hábitos posturales -como pasar mucho tiempo de pie, en una sola posición o cruzar las piernas- también contribuyen al desarrollo de este padecimiento, que afecta principalmente a las mujeres.
Por una característica anatómica del tejido adiposo femenino, es más frecuente que esta alteración cosmética del tejido graso ocurra en la mujer más que en los hombres.
Teniendo en cuenta en qué consiste y sus causas, los objetivos principales de un tratamiento contra celulitis son reducir las células grasas, mejorar la microcirculación y reducir el edema, es decir, la retención de líquido que pueda existir en cúmulos circunscriptos de tejido graso.
Esto puede conseguirse mediante una dieta baja en calorías y actividad física que incremente la masa muscular y disminuya el tejido graso, principalmente ejercicio aeróbico. Esta es la base de la cual debe partir el combate a la celulitis.
Sobre remedios tópicos, los especialistas señalan que las cremas a las que hay que recurrir son las de efecto lipolítico, es decir, aquellas que contengan ingredientes que favorezcan la activación de enzimas que aceleran el metabolismo de los adipocitos.
Opciones menos convencionales, pero efectivas, son la radiofrecuencia -la aplicación de ondas electromagnéticas de alta frecuencia sobre la piel para un calentamiento controlado de la dermis, lo que favorece la formación de colágeno, el drenaje linfático y la circulación de la piel-, y la mesoterapia -administración subcutánea de ciertos fármacos y mezclas de enzimas, como lipasa, hialuronidasa o colagenasa-.
Por seguridad, este tipo de tratamientos sólo deben ser aplicados por un especialista en el tema, como un dermatólogo, y en un lugar apto, como un consultorio, jamás en estéticas o gimnasios.
Los mejores resultados sólo se alcanzan al combinar varios tratamientos, pero teniendo como pilares fundamentales una dieta sana y ejercicio.
Fuente: Rossana Llergo