¿Podólogo, ortopedista o dermatólogo? Si aún no te decides debes saber que cuando se trata del cuidado de los pies, lo mejor es asistir al especialista adecuado, pues un mal diagnóstico puede ocasionar complicaciones en padecimientos que de inicio son fáciles de tratar.
Por ello, lo mejor es distinguir si se tiene un padecimiento en la piel, por lo que se tendrá que consultar al dermatólogo o el origen es mecánico, en cuyo caso lo ideal es asistir al ortopedista.
Si sólo deseas mantener la buena salud de los pies, el podólogo es la alternativa correcta.
Piel acariciable
Todo lo que afecta a la piel debe tratarse con el dermatólogo, indica Julio Enríquez, médico cirujano dermatólogo del Centro Dermatológico Tennyson.
Callos, verrugas, tumores e infecciones son algunos de los males que se presentan en los pies.
“Muchas personas para atender estos padecimientos y en especial, las uñas enterradas, asisten con el podólogo con el fin de que les ayude, pero si después de dos sesiones no notan mejoría, lo mejor es optar por el dermatólogo”, indica Enríquez.
Pies funcionales
El dolor es el denominador común de las personas que asisten al ortopedista por problemas en los pies, en donde los malestares más frecuentes son el juanete y el talón calcáneo.
“Del total de los pacientes que acuden a la consulta por problemas en los pies, 60 por ciento sufre juanetes, que son deformidades en los huesos del metatarso y los dedos, causadas por uso de zapatos estrechos durante la infancia y adolescencia o por genética. Éstos también pueden provocar dedos en forma de garra o de martillo”, explica Luis Alejandro Plancarte, ortopedista del Centro de Rehabilitación Sports Clinic.
Sin embargo, no todos los casos ameritan cirugías. El criterio que se emplea para optar para este procedimiento quirúrgico es que el paciente sienta dolor al caminar, deforme los zapatos y no encuentre los adecuados para su tipo de pie.
El espolón calcáneo es otro malestar usual, el cual consiste en el crecimiento del hueso del talón. El tratamiento se basa en baños de contraste con agua fría y caliente en la zona afectada, estiramientos específicos y fisioterapia. Sólo en algunos se recurre a la cirugía.
Siempre saludables
Más que aliviar algún mal, lo mejor es prevenirlo. Esto se puede lograr acudiendo una vez al mes a consulta podológica, en la que se realiza el corte cuadrado de uñas para evitar que se encarnen, y si se tienen callosidades, se exfolian.
Asimismo, si existe algún malestar dermatológico u ortopédico, ellos están capacitados para detectarlo y canalizar a la persona con alguno de estos especialistas.
Para recibir una atención de calidad, es recomendable que si la persona tiene alguna enfermedad, como diabetes, hepatitis o sida, lo comente con el podólogo, explica Ricardo Téllez, ex presidente de la Asociación Mexicana de Quiropedistas y Podíatras.
Además, es importante verificar que el podólogo esté certificado por el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales, que es una dependencia gubernamental que otorga estas autorizaciones por parte de la SEP y la Secretaría del Trabajo.
Es fundamental que el consultorio esté limpio, bien iluminado y tenga autoclave para esterilizar el instrumental.
También al brindar el servicio, este experto debe utilizar bata, cubrebocas y guantes esterilizados.
Fuente: Julio Enríquez, Luis Alejandro Plancarte y Ricardo Téllez.