Tenemos dos escenarios: el real y el ideal. En el primero los odontólogos no detectan las lesiones premalignas o cancerígenas que presentan sus pacientes.
El ideal sería que los dentistas exploraran adecuadamente la boca e identificaran las anormalidades en tejidos blandos, como encías, lengua y paladar, parte interna de las mejillas y labios, entre otras partes, para canalizar a quienes las manifiestan con el patólogo bucal, especialista que se encarga de hacer el diagnóstico preciso y oportuno.
Si hay indicios de cáncer bucal, el cual puede curarse si se trata a tiempo, el patólogo debe remitirlos con el especialista adecuado.
Por ejemplo, si se trata de un carcinoma, se canaliza con el cirujano oncólogo; pero si es un linfoma, se refiere con un hemato-oncólogo, y es que el cáncer bucal puede extenderse sobre todo hacia la garganta, a los ganglios linfáticos, precisa Laura Fernández, especialista en patología bucal. Pero, por desgracia, la cadena se fractura desde el primer eslabón.
“El cáncer se detecta en etapas muy avanzadas, cuando ya no hay remedio, y el paciente tiene una sobrevida, en promedio, de cinco años”, indica Fernández, también coordinadora del diplomado Detección Clínica de las Lesiones de la Mucosa Bucal en la Universidad Intercontinental (UIC).
“Si bien no todos los cirujanos dentistas son especialistas en cáncer bucal, un examen rutinario podría ayudarlos a detectar lesiones”, precisa Jaime Edelson, miembro de la Asociación Dental Mexicana (ASM).
Los cirujanos que se certifican y capacitan constantemente podrían estar preparados para notar las diferencias, pero de los alrededor de 70 mil dentistas que hay en México, sólo 10 por ciento está certificado por esta asociación y por el Colegio Nacional de Cirujanos Dentistas, advierte.
¿Por qué?
La experta explica que los odontólogos no saben detectar cambios en los tejidos blandos de la boca. Esto es consecuencia de su formación, la cual se ha basado en tratar caries y dientes retenidos, así como mala posición dentaria y malformaciones dentarias. “A lo más que llegan es a diagnosticar males de la encía, como gingivitis convencional, es decir, provocada por placa bacteriana, y la enfermedad periodontal.
“Fuera de eso no tienen gran idea de las enfermedades de la boca. Al dentista le falta formación médica”, precisa Fernández.
Afirma que están muy enfocados a lo que es restaurativo y en los planes de estudio no se le ha dado importancia a las ciencias básicas, al área médica.
Otro problema es que muchos odontólogos desconocen la especialidad de patología bucal, así que si llegan a notar alguna anormalidad en la boca de sus pacientes, no lo canalizan con el especialista más adecuado.
“Es común que el paciente peregrine por varios facultativos, entre dentistas y médicos; cuando finalmente llega con el patólogo bucal ya pasaron varios meses, ya se sometieron a diversos tratamientos y ya gastaron una cantidad considerable de dinero y no han sido diagnosticados correctamente”, asegura.
El mal
El cáncer bucal tiene una prevalencia importante a nivel mundial. “Cada año hay 481 mil nuevos casos en el mundo”, afirma Edelson. Asegura que en Estados Unidos muere una persona cada hora como resultado de un cáncer que no fue tratado oportunamente.
El experto señala que las principales causas de este padecimiento son el consumo de tabaco y alcohol. “De cada 10 cánceres bucales, siete están ligados al tabaquismo”.
También se ha detectado que los pacientes con Virus de Papiloma Humano tienen mayor incidencia. “Aún no se sabe sí está directamente relacionado con la presencia del virus”, especifica.
Fernández agrega que este cáncer es indoloro y puede permanecer asintomático por mucho tiempo, pero suele presentarse como una mancha blanca o roja, o una úlcera.
Es frecuente que se desarrolle en los bordes laterales de la lengua, en el piso de la boca y en la encía, menciona.
“Quienes suelen exponerse al sol llegan a sufrirlo en el labio inferior; en este caso el causal más importante es la radiación solar”, precisa.
La especialista recomienda a las personas cuidar su estilo de vida para evitar o reducir el riesgo de desarrollar cáncer bucal y, en caso de notar alguna lesión, acudir con el especialista, con el patólogo.
Fuente: Jaime Edelson