Engaña al sistema nervioso central para que disminuya el deseo de ingerir alimentos. El Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres ha desarrollado un microchip que en un futuro podría aplicarse a seres humanos a fin de reducir las tasas de obesidad mórbida.
Este ingenio, que se implanta en el nervio vago -a través del cual emite una serie de estímulos eléctricos-, engaña al sistema nervioso central para que disminuya la sensación de hambre. En los experimentos realizados con animales, logró reducir entre un 10% y un 15% el peso de un conejo en dos semanas. + Según Idoia Díaz, inventora del microchip, “se trata de estimular el nervio cuya principal función es la de provocar la secreción gástrica, que juega un papel importante en la conexión del estómago con el sistema nervioso central; mediante el estímulo del nervio se logra engañarlo para que disminuya la ingesta, lo que conllevaría, en un futuro, una importante reducción de las tasas de obesidad mórbida”.
El microchip es todavía un prototipo por el cual se transmite un estímulo fijo; en un futuro, y con su aplicación en el ser humano, insertado en el tronco vagal anterior, a cada paciente le correspondería un estímulo distinto en función de su patología.
La investigadora añade que cuando se implante en un ser humano, sería deseable que la batería “durase el máximo tiempo posible”. Se ha pensado que “la estimulación no sería continua, sino mediante los impulsos justos para cada paciente; así se hará incluso cuando sienta apetito o en las horas de comer, cuando el paciente haya ingerido ya suficientes alimentos”.
El único inconveniente es, a juicio de Díaz, que, al estimular el nervio vago, podría provocarse un aumento de ácidos gástricos en el estómago y a la larga una úlcera, algo que, sin embargo, no se ha detectado en conejos ni en cerdos.
Fuente: Consumer.es