Debido a las presiones de la vida diaria y a la falsa creencia de que dejar de realizar una comida ayuda a bajar de peso, saltarse el desayuno se ha convertido en un hábito común entre algunas personas.
Hay quienes dejan de desayunar por la falta de tiempo y otros creen que así perderán unos kilos. La realidad es que son pocos los que le dan a esta comida la importancia que merece.
A la larga, ahorrarte el desayuno te saldrá más caro, porque dañarás tu organismo.
“Tomar un buen desayuno mejora tu estado nutricional, ya que te permite ingerir de manera más adecuada y en mayor medida los nutrientes que tu organismo requiere para empezar bien el día”, asegura el nutriólogo Fabián Gámez García.
Una vez que te levantas, tu cerebro necesita combustible energético (glucosa) para seguir funcionando. Recuerda que a primera hora de la mañana el organismo ya lleva varias horas sin recibir alimento por el ayuno nocturno.
Si prolongas este ayuno provocas un déficit de glucosa en sangre (hipoglucemia) y a falta de ésta, tu organismo quemará otras reservas energéticas causando múltiples alteraciones en el funcionamiento normal de tu cuerpo, explica.
“Las personas no se imaginan todo lo que sucede cuando ayunan. El metabolismo se vuelve lento, los músculos pierden firmeza y falta energía y concentración“, advierte la nutrióloga Patricia Rivera de Rodríguez.
Estas alteraciones influyen negativamente en la conducta y afectan el rendimiento físico e intelectual.
“Un ayuno prolongado provoca un descenso de la atención, ya que la capacidad de creatividad, expresión, memoria y resolución de problemas se ven afectadas, sobre todo en niños en edad escolar”, alerta Gámez García.
Para contrarrestar estos efectos y mejorar tu estado nutricional lo ideal es que desayunes.
“Las personas que desayunan mantienen su peso dentro de límites saludables en mayor medida que las que omiten esta ración”, señala el experto.
A la hora de desayunar
Un desayuno completo debe incluir carbohidratos, proteínas, grasas, frutas y verduras.
“El estómago digiere primero las proteínas y las grasas y después los carbohidratos, lo que permite que el azúcar se vaya lentamente a la sangre.
“Al tener glucosa, el cerebro recibe alimento constantemente, mejora la concentración y hace que las personas se sientan bien”, explica Rivera de Rodríguez.
El desayuno debe realizarse en las primeras tres horas después de que los individuos se levantan y éste dependerá de las actividades diarias.
Si realizas ejercicio por la mañana, lo ideal es que comas algo ligero antes de ir al gimnasio, como una galleta de avena, una barra de granola o una fruta.
Al terminar tu actividad física es necesario que consumas un sandwich de jamón con queso y verduras.
“Dentro de las dos horas posteriores a tu ejercicio necesitas consumir proteínas para alimentar los músculos que ejercitaste, de lo contrario, te será más difícil marcarlos”, precisa la experta.
Si las consumes antes, tu energía se centrará en la digestión de las proteínas que tarda de una a dos horas y no tendrás fuerzas para el ejercicio, indica.
“Ahora bien, si quieres adelgazar elige sólo un carbohidrato, una fruta, un pan o una tortilla, y no bajes la cantidad de proteínas, de lo contrario perderás masa muscular”, puntualiza la especialista.
El problema surge cuando te sometes a dietas drásticas que en lugar de hacerte perder grasa te hacen perder masa muscular.
Fuente: Fabián Gámez García