Ejercicio Fí­sico

El ejercicio y los efectos negativos de la contaminación

El ejercicio es saludable sólo cuando el aire que respiramos está limpio o bien cuando tomamos algunas precauciones para evitar el daño a los pulmones por la contaminación ambiental.

El ejercicio es saludable sólo cuando el aire que respiramos está limpio o bien cuando tomamos algunas precauciones para evitar el daño a los pulmones por la contaminación ambiental.

En los últimos años se ha clarificado el daño creado por la contaminación en el cuerpo y en el desempeño humano. El Doctor Steven Horvath , Director del Instituto de Estrés Ambiental de la Universidad de California en Santa Bárbara, menciona que “los primeros estudios mostraban efectos sólo con niveles de contaminación muy altos, debido a que los sujetos no estaban haciendo ejercicio”.

El ejercicio potencializa los efectos negativos de la contaminación de aire. Russell Hinz, director ejecutivo de una de las oficinas de la Asociación Americana del Pulmón, asevera que hacer ejercicio aeróbico como correr o ciclismo por 30 a 45 minutos en áreas contaminadas (particularmente cerca de calles con alto tráfico vehicular) es equivalente al daño causado por fumar una cajetilla de cigarros.

Los principales componentes del smog que afectan la salud, particularmente de personas vulnerables y deportistas, son cinco: el monóxido de carbono, el ozono, el plomo, el aerosol ácido y partículas totales suspendidas.

Desafortunadamente, el CO no sólo afecta el desempeño deportivo (rendimiento pulmonar) sino que afecta a las células en forma directa.

Otro contaminante es el ozono, un tipo de oxígeno muy irritante que proviene de la reacción de la luz solar con el monóxido de carbono del escape de los autos.

El nivel máximo permitido por la EPA de los Estados Unidos es de 0.12 ppm. En el DF, el año pasado hubieron algunos días con niveles de ozono de 0.42 ppm, 398 puntos en la escala Imeca (3.5 veces más alto de lo permitido).

En ciudades del hemisfério norte, los meses más peligrosos son mayo, junio, julio y agosto, precisamente cuando pasamos más tiempo al aire libre, pero también sucede en el invierno cuando los días son calientes y soleados.

En los días fríos, especialmente cuando hay poco viento y la contaminación está muy concentrada, es mejor hacer ejercicio en interiores.

Fuente: Steven Horvath

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