El consumo de tabaco tiene repercusiones en la salud de la piel que pueden sumar al rostro entre 10 y 20 años de edad, señaló Rosa María Ponce, dermatóloga.
Los movimientos musculares repetitivos que se realizan al fumar, es decir, como producto del gesto realizado al succionar el humo, aceleran la aparición de arrugas alrededor de la boca, en el contorno de los ojos y en las mejillas, explicó.
Por otro lado, las líneas de expresión también aparecen por la exposición a los componentes del humo del tabaco.
“La combustión de los alquitranes, que son los depósitos de diferentes sustancias negruzcas del tabaco quemado, hace que los poros se tornen negros y tapados; el cutis adquiere un aspecto cetrino, es decir amarillento, opaco y sin brillo; cabe destacar que el tabaquismo propicia flacidez en el rostro”, apuntó la dermatóloga.
Además de no fumar, algunas recomendaciones de la especialista para mantener la piel sana son evitar el consumo de alcohol, tomar entre 1.5 y 2 litros de agua, evitar la exposición a la luz del sol sin bloqueador y tener una buena alimentación.
Fuente: Rosa María Ponce