La capacidad de procrear y la virilidad han sido consideradas como reflejos de una buena salud. Para los hombres este tema ha motivado múltiples búsquedas con objeto de prevenir la impotencia o para incrementar su vitalidad sexual.
¿Pueden una nutrición apropiada y el ejercicio facilitar la funcionalidad sexual hasta edades arriba de los 80 años? Para algunos esto es un mito, para la ciencia, no lo es.
El término “impotencia” se usa para describir la incapacidad del hombre para alcanzar y mantener la erección del pene lo suficiente para permitir un acoplamiento sexual. Con la palabra impotencia, casi siempre nos referimos a una disfunción erectil.
Es común que con la edad se aumente la incidencia de la disfunción erectil, sin embargo, el avance de los años no es la causa del problema, sino una forma de envejecimiento NO saludable, que en la mayoría de los casos se puede prevenir. Se sabe que los hombres con salud pueden mantener su virilidad aún después de los 80 años.
La incapacidad para mantener una erección puede tener causas orgánicas o psicológicas. De acuerdo a varios estudios en EU, en hombres después de los 50 años de edad, las causas orgánicas (fisiológicas) son responsables del 90 por ciento de los casos de disfunción erectil.
Para conocer bien la causa del problema se requiere de un examen médico completo con evaluación física, neurológica, psicológica y examen vascular.
Sin embargo, los estudios muestran claramente que la causa más común de impotencia es la aterosclerosis de la arteria que lleva sangre al pene.
La aterosclerosis es un proceso de endurecimiento de las arterias debido a la acumulación de colesterol y otras sustancias. En el caso de hombres mayores de 50 años, el 50 por ciento de los casos de impotencia se deben a esta causa.
La aterosclerosis y sus consecuencias (enfermedad vascular, isquemia e infarto) son la principal causa de muerte en varios países desarrollados.
El mismo endurecimiento que afecta a las arterias del corazón, afecta a otras arterias en el cuerpo. De hecho se sabe que la incapacidad de mantener una erección debido a aterosclerosis es una señal precursora de infarto.
También se sabe que los pacientes con las arterias coronarias afectadas tienen una mayor incidencia de problemas con la erección que las personas sin problemas de las coronarias.
Por lo tanto, la disfunción erectil que se debe a menor riego sanguíneo de los tejidos involucrados, se puede mejorar tomando medidas para disminuir niveles de colesterol y triglicéridos, reducir alta presión, evitar obesidad, hacer ejercicio y evitar fumar.
Una nutrición adecuada (vegetariana, baja en grasa), ejercicio y regulación del estrés, puede protegernos y aún revertir casos de aterosclerosis avanzada, aliviando los problemas de impotencia debido a falta de riego sanguíneo adecuado.
Para ello, la dieta debe ser variada, incluyendo vegetales, frutas, cereales integrales, leguminosas y semillas oleaginosas.
En cuanto a los minerales, el Zinc es el más directamente involucrado con la fisiología sexual. Se encuentra muy concentrado en el líquido seminal (en la próstata) y se pierde al haber salida de semen. Colabora con la vitamina B6 en la fabricación de espermatozoides. Al diminuir el consumo de zinc, comúnmente disminuye el apetito sexual.
Otros nutrientes importantes son los ácidos grasos (se encuentran en nueces, almendras, piñones), y la vitamina A. Un multivitamínico con minerales adecuado para adultos, contiene de 20-30 miligramos de Zinc y de 25 a 100 miligramos de B6, así como otras vitaminas y minerales de apoyo.
En cuanto al ejercicio y la sexualidad, un estudio clínico en EU con 78 hombres sedentarios pero sanos, después de 9 meses de ejercicio aeróbico supervisado (60 minutos por día, 3.5 veces por semana), reportó un incremento significativo en varios parámetros de funcionamiento sexual.
Además, se observó que el grado de incremento en la sexualidad estaba correlacionado con la mejoría en la condición física.
Aparte de la aterosclerosis, existen otras causas orgánicas conducentes a síntomas de impotencia. Varios medicamentos entre ellos algunos anti-hipertensivos y anti-depresivos, pueden tener este efecto.
El consumo prolongado de alcohol y el fumar también afectan de manera negativa las funciones sexuales en forma directa e indirecta, al elevar el riesgo de aterosclerosis.
Hoy se sabe que la impotencia entra dentro de las enfermedades que se pueden prevenir con un estilo de vida adecuado y muchas veces, al igual que la ateroesclerosis, revertir con un enfoque natural.
Fuente: Mauricio Padilla