Mente Saludable

Prevenga enfermedades mentales

De músico poeta y loco todos tenemos un poco, dice la frase popular, pero al hablar en serio sobre enfermedad mental suelen aparecer prejuicios y desinformación que impiden tratarla a fondo y en sus inicios.

Prevenga enfermedades mentalesDe músico poeta y loco todos tenemos un poco, dice la frase popular, pero al hablar en serio sobre enfermedad mental suelen aparecer prejuicios y desinformación que impiden tratarla a fondo y en sus inicios.

En pleno siglo 21 hay en mucha gente, incluso de alto nivel sociocultural y médicos no psiquiatras, un enorme prejuicio sobre la llamada locura. Errores e ignorancias que son aliados de los diagnósticos tardíos y de la falta de atención oportuna.

Sólo un 20 por ciento de los enfermos psíquicos que consultan al médico general llegan al psiquiatra. En cambio, se los somete a innumerables estudios y consultas con diversos especialistas, lo que produce al enfermo y al sistema de salud gastos innecesarios. Cuando, incluso habiendo pasado por terapias no profesionales, ya no queda nada por hacer, como último recurso se le envía al psiquiatra o al psicoanalista.

Las depresiones afectan en algún momento de la vida a 12 de cada 100 personas en el mundo. Esto se traduce en un enorme sufrimiento individual, social y económico, con repercusiones en conflictos familiares, laborales y sociales, tales como suicidios, actos de violencia o adicciones.

Esto sólo por mencionar una de las patologías psíquicas reconocidas, a la que habría que sumarle las distintas neurosis, crisis de angustia, gastritis, colitis, dermatitis, fobias, psicosis, trastornos del aprendizaje, enfermos bipolares, etcétera. Es una extensa lista.

El prejuicio -que en otras épocas provocó la muerte organizada de millares de pacientes psiquiátricos, ya sea por creerlos endemoniados, malformados o simplemente diferentes- sigue actuando contra la atención de la enfermedad mental.

Esto tiene uno de sus pilares en la actual falta de la auto observación, que reniega de la posibilidad de la existencia de todo aquello que no se pueda ver en exámenes de laboratorio. De esto somos responsables todos, tanto los concentrados en el aspecto orgánico de las enfermedades, como los que conociendo la naturaleza del sufrir psíquico no hemos sabido informar acerca de los medios que existen para que cualquier persona pueda reconocer cuándo alguien experimenta los primeros síntomas de una depresión, fobia, Alzheimer o consumo de drogas.

De eso se trata la prevención primaria en salud mental, de informar, en los términos accesibles, para que la población identifique el padecimiento en sus inicios. Esa es la medicina que nuestros maestros nos dedicaron cuando decían que prevenir era curar.

Un ejemplo de prevención ha sido el informar a la población sobre determinadas enfermedades infecciosas y preparar a líderes naturales como agentes de salud, a un costo mínimo y con resultados espectaculares en el descenso del índice de mortalidad infantil.

¿Es esto utópico respecto de la salud mental? De ningún modo.

Es necesario desterrar la deformación prejuiciosa y propiciar la actitud para considerar que el problema de un enfermo puede ser esencialmente anímico. También es indispensable transmitir que casi todos los padecimientos psiquiátricos tienen grandes posibilidades de recuperación y permiten una calidad de vida superior que en otras épocas. En prevenir, que es el inicio del curar, se encuentra nuestro reto.

Fuente: Ramón Clériga

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