Si eres un hombre común y corriente, para los 30 años de edad ya habrás perdido tres kilogramos de masa magra del cuerpo desde que estuviste en la plenitud de la vida, la cual ocurrió aproximadamente 10 años.
La masa magra del cuerpo está compuesta de músculo, hueso y organismos vitales, en pocas palabras, todo lo que no es grasa. ¿Qué ocupa su lugar? Adivinaste: tres kilos de grasa.
La química de tu cuerpo también ha cambiado
No quemas calorías como una vez lo hiciste. Tu sistema cardiovascular se ha vuelto menos eficiente. Tu corazón ya ha empezado a deteriorarse, dando menos latidos por minuto.
No hay signos externos, pero tu tolerancia a la glucosa, que es la habilidad de su cuerpo para controlar el azúcar en la sangre, ha empezado a declinar, colocándote camino a la diabetes en aproximadamente 20 años.
Quizá has pensando que la presión sanguínea no era un peligro. Falso, la hipertensión está empezando a prepararse para pescarte desprevenido, particularmente si no has estado haciendo ejercicio correctamente, colocándote en la vía rápida hacia una enfermedad cardiaca.
“La vejez es un proceso gradual y continuo”, comenta el Doctor William Evans, co-autor (con el Dr. Irwin Rosenberg y la escritora Jacqueline Thompson) del libro “Biomarkers.The Ten Determinants of Aging You Can Control“(Biomarcadores-las diez causas determinantes del envejecimiento que usted puede controlar).
Pero puedes hace mucho respecto a ese proceso. Es posible retardar, detener y en algunos casos revertir los cambios en lo que Evans llama biomarcadores, los marcadores internos y biológicos del cuerpo que determinan qué edad tiene realmente su cuerpo.
El secreto, añade Evans, es incorporar un programa realista de ejercicio y nutrición en un ocupado horario personal y de trabajo.
Fuente: William Evans