Hace poco tuve la oportunidad de platicar con Israel, un campesino del Estado de México. Iniciaba la primavera y en ese lugar había llovido mucho.
-Qué suerte que ha llovido tanto, después de las heladas que hubo. Me imagino que ha de ser muy bueno para la siembra, ¿no, don Israel? – le comenté.
-Pues fíjese que no tanto, señora. Si el clima es fácil para las cosechas, las plantas echan raíces en la superficie y entonces cualquier tormenta las puede destruir. En cambio, si al principio las cosas no son fáciles, entonces la planta echa raíces fuertes y profundas que la ayudan a irse más abajo para encontrar el agua y el alimento que necesita.
Qué sabia es la naturaleza. No cabe duda: si sabemos observarla, siempre tiene una lección para nosotros.
De igual manera, hay personas que permiten que la adversidad doble o quiebre su espíritu; y otras tantas que no sólo se adaptan y se sobreponen a los obstáculos, sino que lo hacen con alegría y humor, con la habilidad de sacar lo mejor de sus circunstancias.
Algunas más, hasta escriben un libro para orientarnos y enseñarnos a comprender con mayor profundidad un problema; en esta ocasión, me refiero al que desafortunadamente, miles de adultos y niños padecen en nuestro país: la diabetes. Si eres de las personas, como yo, que dices: “¿Y a mí qué me importa la diabetes?“, te invito a enterarte, porque nunca sabes.
Éste es el caso de Maribel Rodríguez y Cecilia Tirado, dos mamás llenas de entusiasmo a quienes la vida ha sometido a la prueba de padecer esta enfermedad, -porque la padecen ellas mismas o sus hijos-, quienes generosamente desean compartir sus experiencias de vida: lo que les ha funcionado, lo que no, los mitos que existen y la gran ignorancia que prevalece acerca de esta condición.
Cuando ellas me pidieron que las apoyara a escribir una breve introducción y a presentar su libro, pensé: “¿Qué sé yo de diabetes? ¡Absolutamente nada!”. Y quizá, éste sea también tu caso. O a lo mejor, acabas de enterarte de que tú o alguno de tus seres queridos vive con diabetes.
Bueno, pues te recomiendo su libro “Vivir Diadevis con Diabetes“. Después de leerlo, y gracias a que está escrito de una manera muy práctica, sencilla e incluso divertida, puedo decir que entiendo más sobre este padecimiento. Me ayudó a comprender mejor y a crear empatía con las personas que enfrentan esta enfermedad que, me entero, ¡son millones!
Todos debemos enfrentar retos; nadie está exento. Sin embargo, muchas de las dificultades que la mayoría de nosotros vivimos, son de corto plazo y se arreglan cuando encuentras trabajo, te quitan el yeso de la pierna, te alivias de la garganta después de algunos antibióticos y días en cama o, si dialogas un problema, por citar algunos ejemplos. Por supuesto, nunca falta la queja que acompañe nuestro pequeño problema temporal. Echamos raíces sólo en la superficie.
Sin embargo, cuando te enteras de otras formas de adversidad, como la diabetes, que es de largo plazo, y aprendemos la lección que nos dan quienes la padecen, reconocemos que de nada sirve quejarse. “Aunque el mundo está lleno de sufrimiento”, decía Hellen Keller, “también está lleno de personas que se sobreponen a él”.
Personas como Maribel Rodríguez y Cecilia Tirado, para quienes las cosas no son tan fáciles, y que con su actitud logran hacer placentero el camino, son la diferencia. Echan raíces fuertes y profundas que las ayudan a irse más abajo para encontrar la fortaleza que necesitan para ser mejores personas. Su ejemplo nos proporciona esperanza y guía, nos enseña el poder de enfrentarnos a nuestra propia adversidad con la frente en alto, adaptarnos a ella y seguir adelante.
Fuente: Gaby Vargas