De 100 mexicanas mayores de 15 años, 66 han vivido, al menos, un acto de violencia emocional, física o sexual, según datos del Inegi de noviembre. Además, una encuesta de Thomson Reuters colocó a la CDMX como la sexta megaciudad más peligrosa del mundo para el género femenino.
Datos así de alarmantes explican la necesidad de aprender krav maga, ninjutsu o model mugging como un canal de prevención.
Se aclara que no se trata de generar más violencia o de ponerse en riesgo, sino de aprender habilidades eficaces, en las que se usan los recursos disponibles para repeler una agresión de manera exitosa.
Estos métodos son necesarios ante agresiones físicas, o bien, cuando sientes que tu vida o la de los tuyos podría correr peligro. No sólo se trata de incapacitar a un oponente: también sirven para escapar o tener tiempo de llamar a la Policía.
Se pueden prevenir desde acosos y asaltos en el transporte público hasta cosas más fuertes: secuestro, violación y violencia de pareja.
El aprendizaje se extiende más allá de la condición física, el aumento de la motricidad y la mejora de reflejos, pues las practicantes también entrenan su paz mental, incrementan su seguridad y se fortalece el carácter.
Si bien no hay que bajar la guardia en la calle, tener conocimiento de defensa personal, de técnicas de evasión y demás complementos te empodera, sube la autoestima y da más confianza; esto te permite ir por la calle con más tranquilidad y vivir con menos estrés.
Generalmente, en las lecciones de defensa personal se incluyen otros temas de estudio, como psicología del atacante y control de estrés.
Por otra parte, se advierte la importancia de contactar a entrenadores certificados, con buena trayectoria y linaje marcial.
Lamentablemente, con el boom de la inseguridad y el estrés colectivo, mucha gente se ha animado a hacer cursos para obtener un ingreso extra, que, al igual que muchos videos de Facebook o YouTube, enseñan técnicas suicidas o totalmente ineficientes.
Fuente: Alex López