Vivir estresado todo el tiempo aumenta las posibilidades de desarrollar obesidad o sobrepeso.
Aunque el estrés temporal es benéfico porque nos permite ponernos en alerta para reaccionar rápido ante una amenaza o un estímulo, estar estresados frecuentemente afecta la salud.
Cuando una persona se estresa, el cerebro secreta glucocorticoides, que son hormonas como el cortisol, la hidrocortisona y la adrenalina.
Estas sustancias te ponen alerta: empieza a subir la sangre más rápido para que el oxígeno llegue y seas más eficiente en tus respuestas, pero la persona que está expuesta a niveles altos de cortisol tiene afectaciones, ya que esta hormona provoca un aumento de células grasas en el cuerpo.
El cortisol multiplica el número de células adiposas y, además, propicia que sean más grandes, es decir, que crezcan de tamaño. Por ello, los altos índices de cortisol en el cuerpo están asociados con una cintura y cadera grandes.
La grasa se acumula, sobre todo en la zona abdominal, y es la grasa que más fácil se convierte en grasa visceral -rodea a los órganos-, y produce sustancias inflamatorias.
El estrés crónico está asociado también a enfermedades inmunológicas y cardiovasculares. De acuerdo con nutriólogos, los hombres suelen ser más susceptibles al cortisol que las mujeres.
Sin embargo, la forma en que las personas reaccionan al estrés y las herramientas que utilizan para combatirlo ayudan a que esta hormona no abunde.
Para evitar que el cortisol se eleve en el cuerpo, se recomienda identificar qué es lo que te causa estrés. Si es una cuestión laboral, profesional, personal o de salud, a fin de buscar una solución.
Se aconseja ponerse en movimiento y hacer ejercicio con frecuencia. También se sugiere buscar herramientas antiestrés: meditación, yoga, Tai Chi o técnicas de respiración.
Fuente: Mari Carmen Osés