¿Qué hubiera querido: entierro o cremación? ¿A alguien le dijo si quería donar sus órganos? o ¿dejó en claro cómo iba a distribuir su patrimonio? Éstas son las principales interrogantes con las que se topan cónyuges, hijos o nietos tras la muerte de los adultos mayores de la familia.
Por ello, expertos en tercera edad recomiendan a los abuelitos hacer conciencia de que, por difícil que parezcan estos temas, deben resolverlos antes de su fallecimiento; así, su familia tendrá certeza sobre sus deseos y su muerte será menos traumática para todos.
“(El no definir estos aspectos) generalmente es una de las principales causas de ansiedad en los adultos mayores”, señala César Ruiz Pareyón, miembro fundador de la Sociedad Nacional de Gerontología y Geriatría.
A pesar de que la mayoría de los ancianos evita hablar de estos temas por el temor innato a la muerte y a causar conflictos familiares de manera anticipada, definirlos les ayudaría a disminuir el posible sufrimiento provocado por la ansiedad, además de que harían valer el respeto a su autonomía para decidir sobre su propio cuerpo.
Lo ideal es que el adulto mayor deje establecido su plan cuando esté en pleno uso de sus facultades mentales y sin ninguna presión de por medio, recomienda Ruiz Pareyón.
“A veces dicen que no lo hacen porque no quieren generar molestias, sin darse cuenta que, al no prever, es justo lo que van a provocar”, asegura.
Aquí le presentamos información útil para empezar a tomar esas decisiones difíciles.
¿Qué para quién?
En el testamento se plasma su decisión de a quién designar su patrimonio al momento de su muerte, sean personas o instituciones.
Éste se hace ante notario público, quien registra el documento en el Archivo General de Notarías, en el Registro Público de la Propiedad o en algún otro archivo gubernamental que la ley determine.
Entre los beneficios al realizarlo, están garantizar que la distribución de su patrimonio se hará en forma ordenada y pacífica, asegurar que sus propiedades permanecerán en el seno familiar y precisar quién heredará qué cosa para evitar posibles conflictos, gastos, pérdida de tiempo y alteraciones de la tranquilidad familiar.
¿Tierra o urna?
Preferir el entierro o la cremación generalmente tiene que ver con las creencias religiosas o filosofías de vida. Por ejemplo, católicos, judíos y musulmanes optan por el entierro, y budistas e hinduistas, por la incineración.
Respecto a costos, el entierro es más caro que la incineración. Sin importar la opción que elija, investigue sobre los servicios funerarios que ofrecen las diversas agencias y panteones.
Lo ideal, recomienda el gerontólogo César Ruiz Pareyón, es que se sostenga con la familia una plática sobre los deseos personales, ya sea que se sigan o no las creencias religiosas.
Procure exponer sus argumentos de manera clara y siempre hablando en primera persona para que todos entiendan que se trata de sus deseos.
¿Comparto mi cuerpo?
Si decide donar sus órganos, debe informarlo a su familia, pues en ella recae otorgar la autorización final para proceder a la toma de los mismos.
Si fallece y la familia no se enteró de que deseaba donar sus órganos, lo más probable es que se opongan a este proceso.
Si decide hacerlo, debe obtener necesariamente una credencial de donador expedida por el Centro Nacional de Trasplantes.
Esta credencial, que se puede obtener en la página del CENATRA, requiere la firma del solicitante; pero además, se necesita la firma de dos testigos.
Una vez que tenga su tarjeta de donación, puede guardarla junto con sus papeles más importantes.
Fuente: César Ruiz Pareyón