Al ser controlada, la respiración profunda ayuda a relajar y controlar emociones abrumadoras, aun de niños y adolescentes.
Aquello de respirar profundamente para relajarse es un consejo que tiene sustento, de hecho, muchas prácticas de meditación utilizan técnicas respiratorias para promover un estado de calma porque inhalar y exhalar profundamente de verdad funciona.
La respiración profunda favorece que más oxígeno llegue al cerebro y estimula el sistema nervioso parasimpático, encargado de disminuir el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria.
La respiración controlada, también llamada abdominal o diafragmática, se refiere a la inhalación lenta y profunda que expande el diafragma y lleva el aire hasta el fondo de los pulmones, lo que obliga al abdomen a levantarse.
Esta técnica puede llevar a una persona desde un estado mental alterado, en el que predomina el instinto de lucha o fuga, a un estado en el que la frecuencia cardiaca es más lenta, la presión arterial es menor y el dolor disminuye.
Los niños y adolescentes pueden utilizar la respiración profunda para reforzar la conexión entre mente y cuerpo, y controlar emociones abrumadoras.
“Los niños pueden aplicar esta técnica cuando están preocupados, tristes o adoloridos. Añadir visualización dirigida o frases por lo general ayuda a que la respiración profunda sea más eficaz: ‘inhala todo lo bueno y exhala todo lo malo’ o ‘exhala el dolor’, por ejemplo.
Es posible que algunos niños respondan mejor a la visualización dirigida que evoca escenas, olores y sonidos conocidos o lugares favoritos.
Los adolescentes también pueden aplicar la técnica de respiración profunda antes de responder una pregunta difícil en la escuela o cuando se desempeñan en algún deporte, como algunos jugadores de basquetbol que respiran profundamente cuando están sobre la línea del tiro libre.
La respiración profunda también puede ayudar a dormir mejor y a aliviar los dolores de cabeza o estómago frecuentes.
¿Cómo puedo hacerlo?
- Encuentra una posición cómoda, de ser posible recuéstate sobre una superficie plana
- Coloca sobre tu vientre un objeto como un peluche o un libro
- Inhala por la nariz lenta y profundamente mientras cuentas hasta cuatro en tu mente y después exhala por la boca. Repítelo de 15 a 20 veces
- Deja que los hombros y el cuello se relajen con el movimiento del abdomen
- Puedes decir mentalmente una frase en la respiración como “estoy”, mientras inhalas, y “relajado”, mientras exhalas
La idea es que el objeto suba a medida que inhalas y baje cuando exhalas
Fuente: Peggy Decker.