Por Tu Salud

Una médico con una misión

Pamela Wible pasó de ser una “médico frustrada” a ser una “médico con una misión”. Ahora pasa más tiempo con sus pacientes, y eso es exactamente lo que quiere.

Cuando se le pregunta cómo enfrentar una de las más preocupantes crisis de atención a la salud actuales, Pamela Wible dice: “La solución es casi enteramente espiritual”.

El cambio de Pamela Wible de ser una “médico frustrada” a ser una “médico con una misión” ocurrió muy rápidamente.

“Estuve en cama seis semanas, en un estado de coma auto-inducido”, contó Wible durante una entrevista en la conferencia TEDMED de 2015 sobre salud y medicina celebrada en Palm Springs. “Lo único que quería era morir mientras dormía. El problema era que yo era una mujer de 35 años, saludable, vegetariana, y no era para nada probable que muriera durmiendo.”

Al igual que muchos médicos, Wible había estado llevando una vida muy diferente de la que había imaginado en la facultad de medicina, con escaso o ningún efecto sobre los pacientes que acudían a ella en busca de ayuda, y deprimiéndose cada vez más.

“Tuve más de 6 empleos durante los últimos 10 años y todos parecían ser empleos médicos rutinarios”, afirma Wible. ”[Me lo pasaba] despidiendo a mis pacientes a los 15 minutos, cuando en realidad necesitaban 60, sin solucionar sus problemas, apenas poniéndoles apósitos y diciéndoles: ‘vuelvan a verme dentro de un tiempo’”.

“Tan sólo quería morir”.

Fue entonces que estalló una especie de “bomba” en su cabeza.

“Literalmente me desperté y tuve una visión clara de personas que se reunían y diseñaban sus propias clínicas y hospitales”, continuó Wible. “Salté de la cama, llamé a un periódico y le informé que iba a organizar una serie de reuniones para ofrecer a la comunidad la posibilidad de diseñar su propia clínica”.

Y eso es exactamente lo que hizo.

“Pensé en decirles: “Miren, yo soy médico de cabecera. Ustedes necesitan atención médica. Compartan conmigo ideas creativas y originales”.

“¿Y qué creen ustedes que ellos querían?”, preguntó retóricamente. “¡Me querían a mí! Simplemente querían que yo estuviera presente. En términos sencillos, lo que querían era: ‘Sentirme como si estuviera sentado en el living con mi mejor amigo, que justamente es mi médico’ ”.

Teniendo esto en mente, Wible decidió abrir su propia clínica, cambiando el énfasis de los métodos de alta tecnología y baja interacción que se emplean en la mayoría de las clínicas y los hospitales por un método de baja tecnología y alta interacción, para atender bien a sus pacientes, la mayoría de los cuales, según Wible descubrió, simplemente deseaban sentirse queridos.

Irónicamente, aunque ahora pasa más tiempo que nunca con sus pacientes, se siente rejuvenecida. “Amo lo que hago y amo a mis pacientes”, dice. “Todo este asunto me motiva”.

Si bien para algunas personas esto puede parecer difícil de creer, no es de ninguna forma imposible. “El ama generosa será prosperada”, nos recuerda el libro de Proverbios, (11:25), “y el que saciare, también él será saciado”. Esta cita es seguramente una bienvenida palabra de aliento, quizás especialmente para quienes trabajan en el área de la atención a la salud.

“Es proverbial que Florence Nightingale y otros filántropos ocupados en labores humanitarias han sido capaces de experimentar, sin desfallecer, fatigas y exposiciones al peligro que personas comunes no podrían soportar,” señala Mary Baker Eddy, una proveedora de servicios de salud no tradicionales, en su libro Ciencia y Salud.

“La explicación reside en el apoyo que ellos derivaban de la ley divina, que se eleva por encima de la humana. La exigencia espiritual, al sofocar la material, provee la energía y la resistencia que superan todo otro auxilio e impide el castigo que nuestras creencias quisieran unir a nuestras mejores acciones”.

Las buenas noticias son que “las mejores acciones” de Wible van mucho más allá del trabajo que ella hace por sus pacientes, para incluir también a sus colegas médicos, muchos de los cuales sucumbieron a las presiones de su trabajo y terminaron quitándose la vida. Es esta crisis lo que ha convertido a Wible en, según sus propias palabras, “una médico con una misión”.

“Más de un millón de pacientes por año pierden a sus médicos debido a que se suicidan”, dice, lo que significa más de 400 médicos, o la población promedio de toda una facultad de medicina. “Y eso sin incluir a por lo menos 150 estudiantes de medicina que también perdemos cada año”.

Cuando se le pregunta cuál podría ser la respuesta, Wible responde rápidamente:

“La solución es casi enteramente espiritual”, dice. “Si una persona no encuentra significado y propósito espiritual para su vida, o alguna clase de dirección espiritual, simplemente anda a los tumbos”.

Wible, por su parte, pasa incontables horas respondiendo llamadas telefónicas y correos electrónicos, o reuniéndose con médicos apesadumbrados, muchos de los cuales han considerado la posibilidad de suicidarse o están a punto de hacerlo. También habla en conferencias, provee sesiones de retiro médico y ha escrito un libro que es un éxito de ventas, Physician Suicide Letters Answered [Respuestas a cartas de médicos que se suicidaron], publicado este mes.

Sin embargo, lo más impresionante es la compasión que sustenta los esfuerzos de Wible. Ya sea que esté tratando a un paciente o ayudando a aliviar los temores de un médico colega, es esta “ley divina, elevándose por encima de la humana” a la que Eddy se refiere, la que podríamos deducir le permitió tener tanto éxito y mantener todo el tiempo un sentido de propósito y gozo: en una palabra, un sentido de espiritualidad.

Fuente: Eric Nelson

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