La ciencia busca con ahínco la forma de diagnosticar el mal de Alzheimer lo más temprano posible para tratar, así, de frenar con más éxito el avance de esta demencia. Buena parte de las esperanzas están depositadas en las técnicas de imagen, que nos muestran el cerebro, su funcionamiento y su evolución.
Utilizando una de ellas, la resonancia magnética, un equipo de investigadores ha descubierto un patrón de atrofia cerebral en los pacientes con deterioro cognitivo leve que indica una alta probabilidad de progresión hacia el Alzheimer.
A medida que envejecemos, nuestro cerebro se atrofia. Esta degeneración de los tejidos nerviosos es más patente en las personas que sufren algún tipo de demencia y en algunos casos, como sucede en el mal de Alzheimer, la forma en la que se produce esta atrofia es característica.
Identificar este patrón “podría usarse para mejorar la eficiencia de los ensayos clínicos con posibles terapias y como potencial fórmula de estimación del pronóstico de cada paciente”, señalan los autores en las páginas de la revista Radiology.
En el estudio tomaron parte 84 individuos diagnosticados de Alzheimer, 175 pacientes con deterioro cognitivo leve (MCI, por sus siglas en inglés) y 139 sujetos sanos. A todos ellos se les examinó a través de una resonancia y se les realizaron tests de función cognitiva (Mini Mental, memoria lógica, etc.) y otras pruebas encaminadas a determinar su riesgo de desarrollar esta demencia, su estado basal y el mismo un año después.
Anomalías particulares
En general, los pacientes con MCI mostraron una atrofia cortical extendida por todo el órgano gris, exceptuando las regiones implicadas en el procesamiento de las funciones motoras primarias y la información sensorial. Sin embargo, había un grupo de pacientes con unas anomalías particulares. Algunas partes de los lóbulos temporal (medial y lateral) y frontal estaban especialmente dañadas.
Este patrón era “casi idéntico al del grupo de participantes con Alzheimer”, señalan los autores. E implica “un mayor riesgo de sufrir una degeneración cerebral y una evolución hacia la demencia más rápida”, explica Linda K. McEvoy, miembro del departamento de Radiología de la Universidad de San Diego en California, firmante del trabajo.
Un año después de este primer examen, los investigadores seguían en contacto con 160 de los 175 pacientes con MCI y comprobaron que aquellos que tenían este patrón de atrofia mostraban un mayor declive en sus puntuaciones en el Mini Mental que los que no lo poseían. De los 33 participantes que en ese año progresaron hacia un probable Alzheimer, 26 poseían el citado patrón.
“Estos hallazgos sugieren que medir los cambios estructurales de las áreas temporales medial y lateral puede ser un prometedor marcador de la capacidad de un tratamiento para frenar la progresiva degeneración que acompaña al declive clínico en el deterioro cognitivo leve”, incidan McEvoy y sus colegas.
Además, puede mejorar la valoración del pronóstico de cada paciente, algo valioso para su tratamiento y “de gran ayuda para que ellos y sus familias puedan planear el futuro”, concluye esta investigadora.
Fuente: elmundo.es