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Yoga tibetana sana el cuerpo

Imagine una tubería con agua congelada dentro, de manera que el líquido no fluye. Así es como Tenzin Wangyal Rinpoche, maestro tibetano de la tradición BÁ¶n, la más antigua del budismo, define un cuerpo enfermo.

Yoga tibetana sana el cuerpoImagine una tubería con agua congelada dentro, de manera que el líquido no fluye. Así es como Tenzin Wangyal Rinpoche, maestro tibetano de la tradición BÁ¶n, la más antigua del budismo, define un cuerpo enfermo.

“Todas las enfermedades son resultado de que la persona guarda lo que siente cuando está preocupada, enojada o estresada. Si retenemos esto en nuestro cuerpo, nuestros órganos quedan muy cansados”, explica el maestro, primero en traer el budismo BÁ¶n a Occidente.

Médicos del Instituto Nacional de Cáncer, de Estados Unidos han encontrado en la práctica del yoga, en especial del estilo trul khor (movimientos mágicos), una vía para que sus pacientes respondan mejor a sus tratamientos.

“En el trul khor hay tres aspectos importantes: los movimientos físicos, los ejercicios de respiración y la atención de la mente“, indica el también fundador del Instituto Ligmincha, en Charlottesville, Virginia, a través del cual busca preservar las enseñanzas, el arte, la ciencia, la lengua y la literatura del Tíbet.

Dejar fluir

El objetivo del trul khor es lograr “derretir” esas emociones. “A esa tubería bloqueada por el hielo se puede intentar soplarle, y, si el hielo no está muy congelado, quizá se destape y deje fluir el agua; pero si el hielo es muy sólido, se puede torcer y sacudir el tubo mientras se vuelve a soplar hasta lograr destaparlo”, ejemplifica el maestro.

Con cada ejercicio de esta yoga tibetana, el paciente respira mientras se mueve y concentra su atención en la misma respiración.

“Si te mueves de la manera apropiada, mueves la energía del cuerpo y permites que fluya; dejas de retener la tensión generada por la enfermedad y dejas de poner la atención en el dolor, el cual deja de reproducirse. En el cuerpo, lo que se mueve es el aire, la sangre, las células y cualquier cosa que se pueda regenerar”, asegura.

Con ese sentido de paz y calma, los pacientes responden mejor a sus tratamientos.

“Podemos aprender a poner la atención de la mente lejos de la enfermedad con valor y de manera positiva, con ayuda de la respiración y los ejercicios”, indica.

El programa al que se han integrado los pacientes con cáncer, específicamente en el Centro de Cancerología M.D. Anderson, bajo la supervisión de los investigadores Lorenzo Cohen y Alejandro Chaoul, consta de siete semanas de práctica de trul khor, y hasta ahora han comprobado que logran conciliar el sueño de manera más profunda y con la ayuda de pocos somníferos.

Fuente: Tenzin Wangyal

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