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Más seguros en tiempos de cambio

Muchas personas se sienten expuestas a circunstancias que causan temor e incertidumbre y se sienten indefensas ante situaciones imprevistas y complejas.

En esta época muchas personas se sienten expuestas a circunstancias que causan temor e incertidumbre y se sienten indefensas ante situaciones imprevistas y complejas.

El desempleo, el temor a las enfermedades, la violencia, las dificultades económicas y otra larga lista de males parecen no tener fin, creando un estado de inseguridad y angustia colectivo.

Los cambios que están ocurriendo en el mundo son muy rápidos. Nuevos gobiernos y nuevas tendencias y deseos revelan la constante búsqueda de formas de pensamiento y de vida que traigan estabilidad, prosperidad y felicidad.

Los esfuerzos individuales de las personas y los que realizan los gobiernos para superar los problemas son siempre insuficientes o parciales.

Sin embargo, hay algo que podemos hacer. Podemos aprender a enfrentar las circunstancias opresivas y dominarlas, demostrando que no estamos indefensos y que tenemos derecho a la vida y a la felicidad.

La base para hacer esto se encuentra en la Biblia, principalmente en las enseñanzas de Cristo Jesús, que con sus obras demostró que al comprender la creación divina, aprendemos a confiar en Dios y podemos ejercer dominio sobre nuestros pensamientos y acciones, como Sus hijos buenos y amados.

Según está relatado en la Biblia, Cristo Jesús constantemente recurría a Dios en oración.

Pero la oración de Jesús no era vacía. Él no pidió a sus seguidores que hicieran largas oraciones, ni que repitieran frases monótonas, sino que enseñó una breve pero profunda oración: el Padre Nuestro, donde reconoció a Dios como supremo y todo poderoso.

Cristo Jesús no consideró a Dios como un ser místico, abstracto o alejado de nosotros, sino que se sintió en tan profunda unidad con Dios que lo llamó “Padre”. También sabemos por sus enseñanzas que recomendó el conocimiento de la Verdad para encontrar la libertad (Juan 8:32) y que también dijo que debemos ser perfectos, porque Dios es perfecto (Mateo 5:48).

Él estaba siempre en compañía de pensamientos y conceptos puros y espirituales, no buscó jamás soluciones materiales a problemas materiales. No dijo que necesitaríamos dinero o cosas para ser libres, sino que la libertad vendría con el conocimiento de Dios.

El cristianismo como lo enseñó Cristo Jesús es dinámico, porque parte de un estado de pensamiento que pone a Dios primero y está dispuesto a escuchar las ideas espirituales y aceptarlas con amor. Así los pensamientos de fe, seguridad y dominio que comprendía Jesús en su oración, eran el secreto de sus obras al calmar las tempestades, dar de comer a las multitudes con unos pocos panes y peces, caminar sobre el mar y sanar a los enfermos. Jesús sabía con total seguridad que Dios jamás lo abandonaría.

La pensadora y escritora estadounidense, Mary Baker Eddy, que sigue las enseñanzas de Cristo Jesús, dice en su obra Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La consciencia espiritual, no la corporal, es la que se necesita”. Y añade: “Comprender espiritualmente que no hay sino un único creador, Dios, revela toda la creación, confirma las Escrituras, trae la dulce seguridad de que no hay separación, no hay dolor, y que el hombre es imperecedero y perfecto y eterno.”

En mi propia vida he comprobado que al comprender y expresar a Dios, he podido superar los pensamiento de angustia, preocupación y desánimo que, si no los corrijo, me llevarían a un estado de inseguridad o temor. Al afirmar y aceptar mi ser espiritual y libre, siento dominio y puedo demostrar que no estoy expuesto al mal.

También comprobé que cuando mi pensamiento se llena de dudas y temores por las noticias mundiales, me encuentro infeliz, desorientado y las cosas parecen no tener sentido. Al volverme a los hechos como Dios los creó y los mantiene en armonía, además de profundizar en ellos, mayor es la protección, guía y felicidad que manifiesto, mayor el dominio sobre el temor y la incertidumbre y mi día tiene un propósito claro.

Podemos aprender del ejemplo de Cristo Jesús y utilizar sus enseñanzas en la vida diaria, dejando de escuchar el temor y volviéndonos a Dios, para escuchar en nuestro pensamiento ideas buenas y verdaderas, que disipan la inseguridad.

Fuente: Eugenio Xifre

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