Con un par de tacones estarás más cerca de padecer una deformación irreversible en los huesos que, como dice un comercial, de alcanzar el cielo.
El tacón es necesario, pero debes tener cuidado al escogerlo, pues antes del criterio de la moda, debe estar el de tu salud.
Cinco centímetros es el límite. Si eliges uno más alto, las plantas de los pies forman un ángulo de 40 grados provocando que los dedos carguen todo el peso del cuerpo.
Esa posición deja en aprietos a la articulación del tobillo que, al verse imposibilitada para realizar su movimiento natural, necesita que las rodillas y la cadera entren en acción tratando de mantener el equilibrio.
Además, para evitar caer, los pasos deben darse apoyando toda la planta de un solo golpe; por lo que el pie que queda atrás en cada paso, se tambalea.
La pelvis también puede verse afectada porque la parte baja de la columna (vértebras lumbares) se curvea más de lo normal.
Y si te gustan los zapatos de cucurucho, los dedos del pie sufrirán aún más porque el meñique empuja al resto de los dedos hacia el pulgar y éste hace lo mismo, pero en sentido contrario; entonces, los dedos se amontonan rozándose con la parte interior del zapato.
Los dedos medios comprimidos entre los de los extremos se colocan en posición de “martillo” para liberarse un poco, por lo que la aparición de callos es frecuente y la uña del meñique tiende a encarnarse.
Pero si sigues siendo presa de la moda, por lo menos trata de utilizarlos sólo entre tres y cuatro horas al día.
Si no piensas en todo esto antes de seleccionar tu nuevo par de zapatos, las deformidades destruirán poco a poco los huesos de sus pies, tobillos, rodillas y columna, y tendrás que cambiar las zapatillas por plantillas, fajas y quizá medicamentos para controlar su dolor e inflamación.
Aunque si has decidido que en tu nueva adquisición de calzado tomarás en cuenta lo aquí expuesto, no pierdas de vista que antes de llevarlos a casa debes ponerte de pie al medirse ambos zapatos y caminar un poco con ellos.
Si sólo lo haces sentada, corre el riesgo de que después le aprieten, porque los pies se alargan un poco cuando soportan el peso de todo el cuerpo.
También cómpralos por la tarde, pues conforme pasa el día los pies aumentan de volumen hasta cinco por ciento; y no olvides que desde la primera puesta debes sentirte cómodo y no confiar en que poco a poco te adaptarás.
Fuente: HCM