Levantarte de la cama y descubrir que tienes un enorme barro en la punta de la nariz puede arruinarte el día.
Aunque no existe una forma 100 por ciento efectiva de prevenirlos, estas acciones te pueden ayudar.
¿Por qué a mí?
Justo en la adolescencia comienzan los cambios hormonales que generan producción de grasa en la piel y provocan poros tapados.
Otro factor es la genética. Pregúntales a tus papás, tíos y abuelos si ellos lo padecieron; si es así, lo más probable es que seas propenso.
El polvo, sudor, maquillaje y agentes que ensucian tu cara fomentan la aparición de barritos.
¡Al ataque!
Olvídate de los remedios caseros o de automedicarte.
Es importante que vayas a un dermatólogo que detecte las causas de tu problema y te dé el tratamiento adecuado. Lo que le funciona a un amigo, podría empeorar tu caso.
Lava a diario tu cara por la noche con agua tibia y, aunque te den tentación, no exprimas los granitos, ya que sólo contaminarás el resto de la cara o te dejarás marcado.
Conoce tu tipo de piel
Si tu cara siempre está brillosa, sin importar la zona, se trata de un tipo graso. Es mixta si sólo te brilla la frente, nariz y barbilla o seca si al lavarte queda como estirada.
Existen productos específicos, por ejemplo, jabones en gel para la grasosa y humectantes para la seca.
Busca que el envase diga no comodogénico y sin fragancia.
Cambia algunos hábitos
No hay estudios que relacionen a un alimento con el acné, pero la comida chatarra sí provoca que la grasa se dispare. Mejor evítala y toma agua.
No tocar
Aleja las manos de tu cara y recuerda limpiar aquellos implementos que toquen tu rostro, como teléfonos, o audífonos.
Así que no basta con lavar tus manos, hay que alejarlas de tu rostro para no contaminarlo o empeorar los problemas ya existentes.
Fuente: Fabiola Ruelas
